El hereje, Miguel Delibes
CONCEPTOS PREVIOS PARA ENTENDER MEJOR LA OBRA:
Erasmo de Rotterdam
Martín Lutero. Calvino
Protestantismo
Concilio de Trento. Contrarreforma
Inquisición (Santo Oficio)
Índice de libros prohibidos
Herejía
Alumbrados (iluminismo)
Conventículos
ENLACES INTERESANTES
Miguel Delibes
Entrevista a Miguel Delibes
Claves para leer a Miguel Delibes
El País, 20 de octubre de 1999. "Miguel Delibes obtiene el Premio Nacional de Narrativa con su libro El hereje"
Exposición. El viaje de los libros prohibidos
ABC, 11 de marzo de 2011. "Un año sin el maestro Delibes"
DISCURSO EN LA RECEPCIÓN DEL PREMIO CERVANTES
(PRINCIPIO DEL DISCURSO:)
"Heme aquí, en esta histórica ciudad de Alcalá de Henares, tratando de
decir unas palabras, trescientos setenta y ocho años después de que don
Miguel de Cervantes Saavedra, nacido en ella, dijera discretamente la
última suya antes de enmudecer para siempre. ¿Para siempre? El simple
hecho de que hoy nos reunamos aquí, en esta prestigiosa Universidad,
para honrar su memoria, demuestra lo contrario, esto es que don Miguel de Cervantes Saavedra no ha enmudecido, que su palabra sigue viva a través del tiempo, de acuerdo con el anhelo de inmortalidad que mueve la mano y el corazón del artista.
Con motivo de la concesión de este premio, se han vertido en los
papeles lisonjas y gentilezas que, aunque de una manera vaga, trataban
de emparentar mi obra o mi persona con las de don Miguel, atribuyéndome
cualidades que como la tolerancia, la piedad, la comprensión pueden ser
indicativas de nobleza de carácter, pero no ciertamente manifestaciones
de talento creador. El gran alcalaíno es único e inimitable y
a quienes hemos venido siglos más tarde a ejercer este noble oficio de
las letras apenas nos queda otra cosa que proclamar su alto magisterio,
el honor de compartir la misma lengua y el deber irrenunciable de velar
por ella.
Hay personas que no comprenden que yo sienta al recibir este Premio
Cervantes por "una vida entregada" a la literatura, un poso de
melancolía, cuando, bien mirado, no creo que pueda ser de otra manera.
Entregada a la literatura o no, la vida que se me dio es una vida "ya"
vivida y, en consecuencia, el premio, con un reconocimiento a la labor
desarrollada, envuelve un agradecimiento por los servicios prestados que
no es otra cosa que una honorable jubilación. Cuando Cecilio Rubes,
hombre de negocios y protagonista de mi novela Mi idolatrado hijo Sisí
habla en una ocasión de la edad de su contable dice: "Si yo tuviera
setenta años me moriría del susto". Y he aquí que esta frase que escribí
cuando yo contaba treinta y dos y veía ante mí una vida inacabable, se
ha hecho realidad de pronto y hoy debo reconocer que ya tengo la misma
edad que el contable de Cecilio Rubes. ¿Cómo ha sido esto posible?
Sencillamente porque si la vida siempre es breve, tratándose de
un narrador, es decir de un creador de otras vidas, se abrevia todavía
más, ya que éste antes que su personal aventura, se enajena para vivir
las de sus personajes. Encarnado en unos entes ficticios, con
fugaces descensos de las nubes, transcurre la existencia del narrador
inventándose otros "yos", de forma que cuando medita o escribe, está
abstraído, desconectado de la realidad. Y no sólo cuando medita o
escribe. Cuando pasea, cuando conversa, incluso cuando duerme, el
novelista no se piensa ni se sueña a sí mismo; está desdoblado "en otros
seres" actuando por ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario